Un año más, en la festividad del Corpus nos reunimos en Oteitza de Berrioplano las distintas comunidades de la zona para celebrar un día de acción de gracias y de encuentro fraterno. Este año con una característica especial, con la compañía de Ana María Alcalde que estira un poco su visita a las contemplativas, para vivir con nosotras este acontecimiento familiar. Le agradecemos de verdad su generosidad y detalle. Eskerrik asko Ana María.
Es verdad que la edad nos limita para muchas cosas, pero en estos momentos no lo parece. El deseo de este encuentro nos mueve a participar olvidándonos de los años y dificultades de movimiento. En tres pequeños autobuses y algún taxi fuimos llegando desde Bilbao, Donostia, Iruña y Oharriz. El recibimiento de las hermanas contemplativas, como siempre, cálido y acogedor. Comenzamos el día de acción de gracias con la Eucaristía, presidida por un monje de Leire, y un rato de adoración ante el Santísimo expuesto.
A media mañana nos reunimos con Ana María para charlar un rato y compartir inquietudes. Disfrutamos con su talante de ánimo y confianza en el futuro. Escuchamos con gusto cómo la vida crece en muchos aspectos de nuestra Familia, en las distintas partes del mundo: sacerdotes, asociados laicos… Nos invita a vivir sin miedos y, constatando la riqueza y fortaleza de nuestra Familia, a plantearnos cómo ayudarnos a vivir esta etapa de nuestra vida como Don, a ser siempre respetuosas y compasivas, a afianzar nuestra vida sobre raíces profundas. La raíz da vida a las ramas, a las hojas, a los frutos. Cuando las hojas caen, es la raíz quién la sustenta.
Vamos haciendo un recorrido por las distintos lugares: Pakistán, Bangladesh, Filipinas, Camerún… donde las hermanas y tanta gente sufre las consecuencias de la guerra, la explotación, el olvido por parte de los países más ricos después de arrebatarles su riqueza. La ironía de Occidente de reprimir todo movimiento de sublevación en lugar de ver las cusas de los problemas. El tiempo se nos hizo corto pero muy interesante. Y nos llega la hora de comer. La comida, tan rica como siempre, y el paseo nos animan al diálogo y al intercambio de experiencias entre las distintas comunidades.
Con las Vísperas damos por terminado este bonito día, que hasta el buen tiempo nos acompaña para disfrutar del paisaje. Y nos despedimos hasta el próximo encuentro.
Tere García de Eulate, comunidad de Deusto (Bilbao)

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